La grieta
Primero fue una pequeña mancha en la pared. Luego, una grieta delgada, apenas visible, que serpenteaba como si buscara algo.
Nadie le prestó atención.
Con el tiempo, la puerta comenzó a no encajar bien, el reloj se detenía sin razón, y los marcos de las fotos parecían torcidos incluso después de enderezarlos.
La casa crujía por las noches.
Él también.
Un día se miró en el espejo y comprendió que la grieta no estaba solo en la pared.