El espejo curvo

Creía entender el mundo. Cada dato que encontraba reforzaba su visión, como ladrillos que alzaban una torre de certezas. Una noche, en una biblioteca olvidada, halló un manuscrito sin firma: “Todo lo que ves confirma lo que quieres ver”.
Rió.
Lo cerró.
Lo olvidó.

Años después, en el silencio de su vejez, se preguntó por qué su vida había girado en círculos, repitiendo errores que creía superados. Abrió al azar aquel viejo manuscrito, lo leyó de nuevo… y al mirar su reflejo en el cristal de la ventana, ya no se reconoció. Solo entonces entendió: no había vivido en la realidad, sino en una réplica moldeada por sus convicciones.

Pero ya era tarde.
El espejo seguía curvo.
Y él seguía dentro.