El eco del oro

Cuando encontró la piedra dorada en el lecho del río, pensó que era suerte.
Cuando volvió al día siguiente y halló otra, pensó que era destino.
Al tercer día, al arrancar la tierra con las manos y los dientes, ya no pensaba.

El pueblo desapareció semanas después. Solo quedó un hueco en el suelo y un eco metálico que repetía:
"Más..."