El trueque

En un pueblo olvidado por los mapas, un anciano pobre ofrecía respuestas a cambio de preguntas difíciles.

Los ricos llegaban con oro, pero solo preguntaban por más oro.
Los sabios llegaban con libros, pero solo preguntaban por más teorías.

Un niño descalzo llegó un día y preguntó:
—¿Para qué sirve el talento si nadie lo escucha?

El anciano sonrió, se quitó el sombrero y se lo dio. Dentro había solo silencio... y la semilla de una idea.

Esa noche, el niño soñó una respuesta que ningún sabio pudo explicar, y ningún rico pudo comprar.