El hilo invisible

Nadie la entendía. Era creativa, decía el informe escolar. Disruptiva, murmuraban los profesores. Conectiva, pensaba ella en secreto.

Mientras los demás seguían líneas rectas, ella tejía puentes invisibles entre ideas lejanas, unía pensamientos rotos, encajaba lo imposible como si el caos fuera un lenguaje.

Una tarde, sin avisar, su red de conexiones dio forma a algo nuevo. No fue un invento, ni una obra de arte. Fue una manera distinta de mirar. Y entonces, el mundo, por fin, parpadeó.

Porque lo verdaderamente disruptivo no destruye: revela.