La verdad dormida
El sueño lo envolvió como un manto de agua tibia. Caminaba por pasillos que no existían, hablaba con voces que nunca había escuchado. Allí, todo era posible: volar, regresar al pasado, abrazar a los muertos. Pero al abrir los ojos, comprendió que la vigilia era la verdadera ficción y que el sueño, en silencio, guardaba la versión más auténtica de su vida.