Experimentar
Cerró los ojos. No para dormir, sino para sentir sin filtros. El viento no era solo aire: era el roce antiguo del mundo sobre su piel. El miedo no era un enemigo: era una puerta entreabierta. Y el dolor... el dolor ya no era castigo, sino un maestro sin palabras. Al final, entendió que experimentar no era probar cosas nuevas, sino dejar que las cosas nuevas lo probaran a él.