Eco de cenizas
Cada mañana, al despertar, encontraba una carta sobre la mesa con su letra. Ninguna recordaba haberla escrito.
La primera decía: “No confíes en el espejo”.
La segunda: “Tu nombre fue otro”.
La tercera no decía nada, solo tenía una huella dactilar quemada.
Al final de la semana, comprendió que no estaba olvidando. Estaba reconstruyendo.
Pero ¿de qué vida?