El búnker



            Muy asustado, bajó corriendo a la cámara acorazada que habían acabado de construirle. Una vez dentro, la puerta se cerró automáticamente como estaba previsto. Pasó mucho tiempo hasta que la abrieron...
—Hay un cuerpo momificado —dijo un bombero con el soplete todavía en la mano.
—No toque nada hasta que venga el juez —respondió el inspector de policía.
—Si vivía solo, ¿quién les avisó?
—Un cerrajero. Por lo visto, hacía tiempo que buscaba al dueño para entregarle una llave y cobrar la factura de una puerta blindada.