Biónica


          Mi madre cayó por el balcón y casi se mata. Los médicos no se explican cómo sobrevivió. Durante su caída se fue golpeando con cables, barandillas y cristales hasta que impactó sobre la acera. Todo ello actuó como cizallas en su cuerpo. Luego vinieron las primeras curas. Las intervenciones quirúrgicas. Las prótesis. Los injertos. La cirugía estética. Las interminables sesiones de rehabilitación.

          Por fin, hace un rato, una ambulancia acaba de traerla a casa en silla de ruedas. Pero noto su mirada distinta. Es una sensación que me hiela la sangre…no sé por qué.

          —¿Sabes quién soy, mamá? —me observa fijamente, todavía no puede hablar, pero su mirada es fría… ausente.

          —Mamá, ¿me quieres? —mueve los hombros como dudando,

          —Mamá, debes estar contenta, ya ha pasado lo peor y pronto estarás recuperada.

          Me hace señas para que le acerque la pequeña pizarra y el rotulador que he preparado para que pueda comunicarse mientras recupera la voz y escribe: "No soy tu madre. En la caída me lastimé el cerebro y también lo cambiaron".