Demasiado lejos
Tras
cientos de años hibernado en una nave espacial hiperveloz, se inicia el proceso automático para revivir al astronauta. Todo va según lo previsto. Por fin, se abre la cápsula. Está vivo. Se levanta. Da los primeros pasos. Se acerca el robot y le da la
bienvenida. Ya recuperado, mira por la ventanilla de la astronave. No ve nada. Solo
oscuridad. Ninguna estrella.
—¿Dónde estamos? —pregunta al androide.
—¡Nos pasamos!… hemos salido del Universo.