La hoguera

Cuando el mundo empezó a enfriarse, cada aldeano trajo un trozo de leña para encender una gran hoguera común. Todos menos uno.

—Es mi única madera —dijo—. La guardaré por si empeora.

Y empeoró.

Esa noche, temblando, vio morir el fuego frente a sus ojos… mientras su leño intacto lo observaba desde un rincón, tan solo como él.