Deformación espacio-temporal



Una hoja en blanco, -bidimensional como todas-, está sobre la mesa. El escritor, coge la pluma dispuesto a empezar su nueva obra de ficción. Pierde el hilo y, sin más, se pregunta:
—¿Como sería esta hoja con tres dimensiones? —De repente, la hoja adquiere volumen. Crece a lo largo, ancho y alto. Engulle todo el espacio de la habitación. Todo queda dentro, incluso el escritor. Aterrorizado, intenta pedir ayuda desde esa tupida red de fibras de celulosa que le tienen atrapado. Pasado el tiempo, el folio vuelve a su tamaño normal y, el escritor, aparece como filigrana bidimensional grabada en el papel.